Desde hace algunos años, las rancias diferencias entre Odontólogos y Estomatólogos, afortunadamente, solo se reflejan en los libros de historia y su consecuencia más positiva ha sido, en la mayoría de los casos, la aparición de un nuevo profesional mejor formado, mejor documentado y con una amplia visión multidisciplinar de nuestra profesión.
Existe una tendencia generalizada a juzgar con excesivo rigor a las nuevas generaciones, y así ocurre con padres e hijos, jefes y subordinados, profesores y alumnos y cómo no, entre profesionales experimentados y jóvenes inexpertos. Al final, todo se limita a un problema de edad, ya que ellos pueden modificar su proyecto vital, mientras que nosotros debemos jugar con las cartas marcadas que reparte nuestro predecible futuro.
Por esta razón, conviene trasladar a la sociedad el alto nivel de conocimientos que los actuales Odontólogos poseen en el tratamiento de los pacientes complejos y especiales, así como en el diagnóstico de las enfermedades específicas de la cavidad oral, razones que los han convertido, por derecho propio, en los actuales médicos de la boca.
Este número de la revista Dentistas refleja está situación con una doble propuesta. Por un lado, un interesante artículo sobre el manejo actual de los pacientes anticoagulados y también con la nueva biblioteca que nos propone la Fundación Dental Española —FDE— y el Consejo General, y en la que se abordan interesantes temas médicos, otros específicos de salud bucodental y también de mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
Todas estas acciones tienen un claro objetivo: trasladar a la sociedad la idea de que nuestros profesionales, no solo se limitan a tratar los problemas de los dientes, sino que han ampliado su competencia y formación procurando aplicar sus conocimientos en beneficio de la salud de todos los pacientes.